Nosotros

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"...cabalgaras solo hacia la carcajada perfecta..."

domingo, septiembre 22, 2013

Futbol y el equilibrio del mundo.


Entrado el medio dia. Pero el dedo sigue en alto


Nuestra estadia en el NOA, se dilataba a medida que la tarjeta de crédito deambulaba por alguna sucursal del norte de nuestro país. Mientras tanto, aprovechamos y tomamos este percance como una oportunidad. Así que el camino nos llevó a una salida fugaz por Tilcara. Nos quedamos una noche ya que después de tanta espera nuestra encomienda estaba en el correo de la ciudad. ¡Qué lindo en pleno siglo XXI recibir una carta! Luego de una noche lluviosa, y de dormir en un hostel bien barato pero con viajeros de todo el mund, armamos nuestro equipo, y a primeras horas de la mañana salimos. Recorrimos un poquito el pueblo de Tilcara y pisamos la ruta 9. Y Fuimos testigos de una de esas cosas que le pasan a los viajeros nomas.

Anonimo Artista. Su obra, digna de una postal, inmortalizada en este hostel.
Casi tres horas de Dedo viendo como injustamente (proxima nota, sobre las reglas del autostop) la gente que recién llegaba era la que más rápido lograba un aventón. Mientras nosotros en la puerta de una estación de servicio, le sonreíamos a cualquier vehículo que vaya a más velocidad de la que podíamos sostener nosotros a pie. Le hacíamos dedo hasta a las bicicletas para divertirnos y pasar el rato. Teníamos plata para el pasaje. Pero como no sabíamos cuánto íbamos a estar viajando, la ahorrabamos como si no tuviéramos nada.
Cuando estábamos desistiendo y agarrando las mochilas para caminar con la cabeza gacha a la terminal de micros, frena un viejo transporte escolar de los naranjitas. Se baja algo apurado, un muchacho pelilargo de barba. Algo porteño, pero por sus modos y gestos, se notaba que hacia bastante tiempo que vivía por la quebrada jujeña. Se presenta. Seba. Y nos apura para que subamos las cosas y nos pongamos cómodos en algún rincon que encontremos en su “motorhome”. Por dentro el transporte escolar era como una casa rodante. En lugar de los asientos que tiempo atrás habría llevado a los niños a sus escuelas, encontramos una mesa, unos asientos largos y amplios, y un entrepiso donde se veía un colchón. Una verdadera motor home artesanal. Ahí viajaríamos durante casi 4 horas.

Almuerzo de campeones

El resto de la tripulación mascaba coca. Le ofrecemos nuestro humilde almuerzo de jardinera y galletitas con pate. Compartimos. Intercambiamos saludos. Nos llamaba la atencion que viajaban como en caravana varios vehiculos. Casi como la carrera de los auts locos. Rastrojeros enclenques. Camiones de fletes, colectivos. Algo raro estaba pasando. Nuestros compañeros de viaje cargaban bolsos y botineras. Luego de un momento de charla nos damos cuenta q estábamos viajando con la selección de futbol del Torneo Quebrada-Puna: ESTABAN LLENDO A LA SEMIFINAL DE UNO DE LOS PARTIDOS MAS ESPERADOS EN TODA LA QUEBRADA. Un torneo que por dificultades financiares y de falta de jóvenes que se sumen, estuvo en reces unos cuantos años, pero que hacia poquito estaba volviendo con todo. Según contaban en sus tiempos de oro, los jugadores hasta sacaban unas grandes sumas de dinero, al ganar el torneo. Tambien es importante pensar el lugar que ocupan estos eventos, en zonas de nuestro país donde los eventos culturales no tienen una frecuencia tan alta como en las ciudades. La gente de la puna celebraba dichos encuentros futbolísticos como si fueran fiestas patrias. No importaba tanto quien jugaba. Lo importante era ir a festejar, y encontrarse con los parientes que vivian en la quebrada. Seguramente distantes en la geografía norteña, pero no en la del corazón.

Viajaban con tanta tranquilidad y se reian con tanta espontaneidad que nadie diria que estaban llendo a jugar un partido tan importante. Lo importante no era ganar, lo importante era encontrarse y al final del partido seguro correrian los cajones de cerveza Norte y los kilometros de historias. A veces se gana, a veces se pierde. Esa es la dualidad del mundo andino, de la que que ni los partidos  de futbol se salvan. Nosotros llegabamos a nuestro destino. No nos queríamos bajar. Nos ayudaron a bajar nuestras mochilas. Nos despedimos con unos rigurosos abrazos y deseos de buena suerte. ¿Cuál habrá sido el resultado final de aquel heroico encuentro futbolístico? Digno de un cuento de Soriano.

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