Nosotros

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"...cabalgaras solo hacia la carcajada perfecta..."

domingo, octubre 27, 2013

"Ser Nacional" for export: Tres casos de La Argentinidad tras fronteras.


Lo afirmaba Frederic Barth, "... en los limites se refuerza la identidad..." Muchos cientificos sociales lo retomaron y lo citaron al hablar de la globalización, advirtiendo que no genero una homegenización cultural, sino por el contrario, al estimular el contacto de culturas distintas, reforzo sus individualidades. En ese cortocircuito surge con toda la fuerza la "identidad". LOs viajes generan algo parecido. Generalmente al Turista, le ofrecen una identidad enlatada que rara vez entra en choque con la suya. La identidad del otro es un paquete de unos cuantos dias con sus respectivas noches y restaurantes gourmet donde se come simbolicamente al tro cultural. Desde mi humilde opinin este encuentro no refuerza la identidad de nadie, slo contribuye a convertir al otro en un estereotipo digno de una postal.

El viajero por el contrario se sumerje en la trinchera de la identidad. Con un cocktail de curiosidad-ingenuidad-amor se predispone de lleno a un encuentro cultural, donde el otro surge con toda su espontaneidad, diversidad e individualidad. Obligandonos a nosotros mismos a mostrarnos otro tanto. Asi en un encuentro callejero, un pastor o unos niños jugando, pueden arriesgarse a baticinar la nacionalidad y lugar de origen sin mirar ni pasaporte ni documento alguno. Desconozco si se habra hecho estudio, si existe alguna estadistica, o coeficiente que pueda pronosticar que posibilidad existe de adivinar la nacionalidad de un extranjero. Desde la total ignoracion del frio resultado matematico, me animo a proponer una hipotesis/afirmacion a poner a prueba: "El viajero con mas prbabilidad de ser recnocido en el mundo entero sin mostrar credenciales es el aregentino"  ¿Hay algo que nos haga inconfundibles?¿Que sera?¿Ns podemos sentir rgullosos? Yo creo que si. Y lo voy a demostrar con tres situaciones (un N pequeño, lo se, pero representativo) Tres momentos que se dieron durate nuestra estadia en Lima, lugar donde se ven muchos colombianos, pero pocos argentinos.
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CASO 1: Me encontraba yendo en bicicleta al trabajo. Avanzaba con tranquilidad por la avenida Aranburu, que nada tiene de tranquila: Desborda de autos, bocinas, mal humor y egoismo. Sobre esta avenida se encuentra el Hospital Central, por lo que es comun encontrar autos, combies y ambulancias en doble fila. El ciclista se acostumbra a sortear estos obstaculos, siempre y cuando su valor y su pericia lo permitan. Aquella mañana un taxi frena de golpe delante de mi. Abre su puerta y sale un señor mayor, disponiendose a asistir a su mujer, tambien mayor. Ni lo dude, me salio espontaneamente. Apoye la bici contra los autos estacionados y ofreci una mano: "Buen dia, necesitan Ayuda?" Los viejos seguian con la puerta del auto Abierta, acercandose pasito a pasito al cordon de la vereda. "Gracias Hijo estamos bien, Sos argentino?" La pregunta me saco una sonrisa "Como se dio cuenta?" a lo que responden "yyy... por como dijiste "ayuda"" Los ayude con la puerta y segui viaje pensando que AYUDA se dice con SHHH de argentino.

CASO 2: El segundo encuentro de este experimento tubo lugar en los antiguos olivares de San Isidro. Entramos a un almacen a por una cerveza. Alli un hombre sentado en una mesa me ve y apura de un sorbo su gelatina de frutilla para preguntarme "USted es español?" Yo sin perder el buen humor dejo mostrar mi indignacion: "como español!?!? vamos le doy otra chance..." El hombre sorprendido y divertido arriega: "ARGENTINO?" "Jajaja claro hermano" Respondo. Desbordado por la alegria el hombre se para y me estrecha la mano, contandome emocionado que vivio en Chilecito, La Rioja. Ahi terminamos tomando una cerveza, cantando tangos de Gardel y emocionandonos con los pequeños placeres argentinos: el choripan, los mates, los pastelitos y las tortas fritas.

CASO 3: El tercer encuentro fue mas emotivo. Recorria con mi bicicleta, la ciclovia de Arequipa bajo el sol. Es comun en dicha ciclovia ver peatones distraidos, por lo que viajo siempre con los ojos bien abiertos. En esta ocasion veo una persona no vidente cruzando la calle y dispuesto a cruzar la ciclovia. Me apuro. Me bajo de la bici, le ofresco mi brazo. El encuentro habra durado menos de dos minutos. Tiempo suficiente para presentarnos e intercambiar unas palabras. Este hombre ciego me dijo esto: "No todas las personas tienen la voluntad  de ayudar. Dios pone esta voluntad en el corazon. Dios toco su corazon hermano. Es usted argentino?" A mi se me hizo un nudo en la garganta y respondi como pude "...si..." Me agradecio y siguio su camino al compas de su baston. Yo me subi a la bici y segui el mio, con una sonrisa y algun que otro lagrimon asomando por ahi. 

En ese momento entendi que el argentino tiene algo muy clavado en su idiosincracia. Y aunque a muchos no les paresca me animo a decir que eso que nos hace ser reonocidos en cualquier lugar del mundo es nuestra tendencia a preocuaprnos por el otro, por su bienestar. QUizas sea ese gran ego y amor propio, que al manifestarse un poco mas concientemente nos da una profunda empatia del sufrimiento ajeno. Quizas sera una herencia que arrastramos desde San martin y el Che. De lo que si estoy seguro, es que la patria grande que tanto anhelaba Bolivar, la alcanzaremos el dia que nuestras ciudadanias queden definidas, no por los himnos que cantamos ni por los trapos que colgamos, sino por los vecinos con los que estrechemas nuestras manos, sea cual sea el idioma y el lugar del mundo en que nos encontremos.

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